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El conductor del autobus

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      Cuando estaba en primer año de universidad, empecé a jugar en el equipo de Rugby. En el colegio ya lo había practicado un poco, así que no lo dudé. No era de los mejores, pero tampoco de los peores. jeje.. Lo malo de los entrenamientos es que eran al final de la tarde, y cuando llegaba a mi casa era bien entrada la noche.     Para volver a casa tomaba el autobus 288. Era un recorrido largo, pero al menos no tenía que cambiar de línea. Cuando entraba en el autobús me desplomaba en el primer asiento que veía libre. Nuestro entrenador era bien duro y le gustaba sacar lo mejor de nosotros.     Con el tiempo te das cuenta de que vas coincidiendo con las mismas personas en el autobús, incluso con los mismos conductores. Empecé a fijarme en un conductor en especial. Era de pelo moreno y con barba. Se le veía fuerte. Puede que tal vez en el pasado también él jugara al rugby. Tenía pecho fuerte, y los brazos se le marcaban al hacer girar el volante. Tenía una mirada bonita, o al menos eso

Reparto a domicilio

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     Muchas veces, cuando llego a casa después de trabajar llego tan cansado que no tengo ganas de cocinar y pido comida a domicilio. Tengo una de esas aplicaciones en el móvil que te muestran distintas opciones a elegir y en unos minutos lo tienes en casa. La verdad es que lo utilizo tanto que pago la membresía premium para no pagar los envíos jejeje... Cada día viene un repartidor distinto a casa con comida distinta, pero he empezado a notar que hay un repartidor que ya ha venido varias veces a casa. No te puedo decir cómo es porque siempre que me entrega la comida lleva el casco puesto, pero precisamente por eso le reconozco. El casco es de color amarillo fluorescente y va decorado como si fuera la cabeza de un Transformer. Solo se le ven los ojos, pero puedo decirte que son de color marrón claro, así como ron-miel. Cuando veo que es él el que me trae la cena, el corazón se me dispara, y aunque le sonrío y le agradezco el servicio, no sé si a él le agrada, porque el casco le oculta

DESAYUNO EN EL TREN

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DESAYUNO EN EL TREN No sé si os he comentado que trabajo rodeado de hombres trajeados. Algunas veces pienso que me persiguen, y otras veces creo que soy yo el que los persigue a ellos. Los hombres en traje son una fantasía a la que no me puedo resistir.  El otro día me acompañaba uno sentado frente a mi en el tren. Él miraba el móvil, sentado despreocupadamente, con su impecable traje azul, sin ser consciente, o tal vez sí, de que el ajustado pantalón le marcaba un paquete tan impecable como su indumentaria.   Era primera hora de la mañana y se notaba que se acababa de duchar y afeitar. El aroma de su aftershave me recordaba a un antiguo amante, y eso me excitaba. No podía dejar de observarle abierto de piernas mostrando su apretado paquete. Ahora la moda hace que los hombres vistan los trajes más ajustados y en este caso los pantalones le ceñían las piernas. Se notaba que era deportista. No estoy seguro de si era "carne de gimnasio", o si sería otro deporte, pero estaba clar

Va de huevos...

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     Por la noche, cuando me meto en la cama desnudo, como ya os he recomendado, mientras me quedo dormido acariciándome los huevos me imagino la visión de esos huevos gordos, pesados, calientes, peludos o depilados, colgones o apretados, pero siempre jugosos y deseosos de que jueguen con ellos, que tanto me gustan y que creo que a muchos de vosotros también.       Siempre he pensado que son los grandes olvidados. Por lo general se valora más, se habla y se piensa sobre todo en las pollas. En si son más o menos grandes, más o menos gordas, más o menos duras, pero de unos buenos huevos, a penas se habla.       Los huevos bien re-colocados en los calzoncillos correctos son uno de mis mayores placeres. No entiendo cuando veo en el vestuario a más de uno que simplemente se sube los calzoncillos dejando que sus huevos caigan dentro de cualquier manera.      O usan unos boxer o slip que lo único que hacen es disimular y esconder tan buena parte de nuestra anatomía, ¡Por no hablar de los que