Reparto a domicilio

    Muchas veces, cuando llego a casa después de trabajar llego tan cansado que no tengo ganas de cocinar y pido comida a domicilio. Tengo una de esas aplicaciones en el móvil que te muestran distintas opciones a elegir y en unos minutos lo tienes en casa. La verdad es que lo utilizo tanto que pago la membresía premium para no pagar los envíos jejeje...

Cada día viene un repartidor distinto a casa con comida distinta, pero he empezado a notar que hay un repartidor que ya ha venido varias veces a casa. No te puedo decir cómo es porque siempre que me entrega la comida lleva el casco puesto, pero precisamente por eso le reconozco. El casco es de color amarillo fluorescente y va decorado como si fuera la cabeza de un Transformer. Solo se le ven los ojos, pero puedo decirte que son de color marrón claro, así como ron-miel.

Cuando veo que es él el que me trae la cena, el corazón se me dispara, y aunque le sonrío y le agradezco el servicio, no sé si a él le agrada, porque el casco le oculta toda expresión.

Ayer cuando llegué a casa, me aflojé la corbata, tomé el móvil e hice mi habitual pedido para cenar. Esta noche toca sushi!! Me quité la chaqueta del traje y la colgué en la percha, tiré de la corbata y deshice el nudo. Ha sido un día muy largo! pensé mientras me desabotonaba la camisa, y de un puntapié me libraba de los zapatos. Me aflojé el cinturón y tiré de él liberando el pantalón. Lo enrollé en mi mano y lo guardé en el cajón. Desabroché el pantalón y al bajar la cremallera dejé que el pantalón cayera por sí solo arrugándose en mis tobillos. Me quité la camisa y miré mi imagen en calzoncillos en el espejo. 

Debería hacer más ejercicio y comer menos dulces - pensé. Me senté en la cama y me quité el pantalón y los calcetines, mientras masajeaba un poco mis cansados pies. Me dirigí al baño mientras me iba bajando los calzoncillos. Hoy había tocado unos slips de color blanco que hacían resaltar mi paquete y además potenciaban mi todavía visible bronceado. Me los quité y no pude resistirme a olerlos un poco. Olían a mí, a todo un día de trabajo y a feromonas. Los arrojé a un rincón del baño y pensé: Alguien seguro que se moriría de ganas por olerlos y tenerlos en su poder. 


Abrí el grifo de la ducha y me metí de un salto. ¡Qué placer el sentir el agua corriendo por todo mi cuerpo! Mis manos recorrían cada parte de mi cuerpo de forma autómata, pero de repente empecé a notar cómo mis pezones se erizaban y mi polla se iba poniendo morcillona. La verdad es que hacía un par de días que no me corría y eso se nota. Mis manos enjabonadas ceñían mi polla cada vez más dura mientras el agua corría por mi cuerpo. Mi respiración comenzaba a agitarse. Pajearme en la ducha es uno de los mejores placeres.

Derrepente oí que llamaban a la puerta!! No puede ser!! - pensé - El timbre volvió a sonar. Joder la cena!! De un salto salí de la ducha y corriendo me anudé una toalla a la cintura. Miré por la mirilla de la puerta y efectivamente era la cena. Al abrir la puerta ahí estaba mi repartidor favorito con su casco amarillo mirándome un tanto sorprendido. Me costó darme cuenta de que yo estaba chorreando, que únicamente llevaba puesto una toalla, y que mi polla no se había bajado del todo. Me acomodé la toalla como pude y dije: Hola!

El repartidor reaccionó también y dijo: Su entrega, ramen de langostinos con verduras!

-¿Cómo? dije yo - No, yo he pedido sushi variado.

-Pues aquí pone ramen, ves? - Dijo levantando la bolsa para enseñarme el recibo con el pedido.

Alargué los brazos para tomar la bolsa y justo cuando tenía la bolsa en mis manos, mi toalla se desanudó y cayó sobre mis pies. En un intento de coger la toalla al vuelo, solté la bolsa con el rámen y ésta cayó irremediablemente al suelo haciendo rebotar el recipiente del ramen vertiendo todo su contenido contra el repartidor. Aquello parecía una escena de película! Yo tratando de taparme pero era evidente que estaba desnudo y que mi polla tenía un tamaño considerable. El repartidor estaba medio paralizado por la escena y fue cuando le vi mirándome, cuando le hablé y él reaccionó:

-¿Estás bien? ¿Te has manchado mucho? - Le dije medio tartamudeando y avergonzado por la escena.

-Sí, estoy bien, algo mojado, pero bien. Se ha montado una buena! - dijo el repartidor.

-Ven entra en casa y te daré algo para que te limpies - Dije mientras trataba de recoger lo que quedaba de sopa y sujetaba mi toalla entreabierta con la otra mano.

Entramos en la cocina, y mientras yo dejaba todo en el fregadero oí como se cerraba la puerta. Al girarme vi al mensajero quitándose el casco. Era como una imagen a cámara lenta, y en mi interior no paraba de suplicar que no fuera feo!! jajajaja... Por una vez los dioses me escucharon y bajo el caso de repartidor asomó una hermosa cabellera lisa de color castaño claro, con un flequillo que le caía sobre sus ojos de color ron miel y que me miraban un poco de reojo. Tenía los labios carnosos y una sonrisa para derretirse.

-¿Me das algo?

-Eh... ¿Cómo? - dije yo

-Sí, para secarme... - Y diciendo eso tomó mi toalla y me la arrancó de la cintura - Creo que me he empapado entero - dijo mientras se secaba con la toalla.

Ahora el paralizado era yo, allí desnudo con la boca abierta viendo cómo el repartidor se secaba, pero lo mejor fue cuando dijo: Estoy calado hasta los huesos! Será mejor que me quite los pantalones! - Y en medio segundo ya se los había desabrochado y estaba con ellos en los tobillos!

-Joder!! tenía que haberme quitado las botas primero!! - Y con el culo en pompa empezó a desabrochar los cordones de las botas. Llevaba unos calzoncillos tipo slip de color gris claro, que no eran de marca pero que le quedaban de maravilla. Uff mi polla al ver la escena empezó a reaccionar.

-Joder!! voy a oler a sopa de marisco toda la noche!! - Se lamentó.

-Si quieres podemos echarlos a lavar con un programa rápido. Además tengo secadora!! - Vaya comentario estúpido pense! - Te puedes dar una ducha y mientras, se lavan los pantalones.

-La verdad es que estaría bien. Aunque en realidad no tengo prisa, este era mi último reparto. Hoy ha sido un día largo - Dijo miŕandome a los ojos como si yo no estuviera desnudo frente a él tratando de tapar mi polla morcillona con mis manos. ¿Será hetero? - Pensé.

-¡Pues mejor todavía entonces! Dámelo todo que lo echo a la lavar. Bueno, si quieres... - dije un poco acojonado.

Ya se había quitado los pantalones, y se volvió a agachar para quitarse los calcetines - Tiene que ser gay!! no puede ser de otra forma!! - Volví a rogar a los dioses.

Dejó los calcetines junto a los pantalones y mientras se erguía agarró el filo de su camiseta y tirando de ella con las dos manos se la sacó por la cabeza. No había duda de que hacía deporte, y de que tenía unos veinte años, pero muy bien aprovechados. Era todo un hombre!! Sus músculos se flexionaban y contraían de una manera maravillosa. Y mi polla empezaba a lubricar a pesar de estar oculta entre mis manos.

-¿Los calzoncillos también? - preguntó

-Como quieras, pero ya que estamos, te lo llevas todo limpio - Mi corazón empezó a latir con fuerza y un calor empezó a recorrer todo mi cuerpo - ¡¡No puede ser verdad!! ¿Estaré soñando? 

En un segundo se había quitado los calzoncillos y los tenía en la mano. Su vello púbico era un poco salvaje y eso me hizo desear acercar mi nariz para olerlo. ¡Sería maravilloso poder hacerlo! Su polla tenía un tamaño bastante corriente y eso me hizo volver a plantearme si sería hetero. - ¿Un hetero se metería en semejante situación? - pensé.

-¿Te los dejo aquí? ¿Me dices dónde está el baño? - preguntó.

-Esto... si, claro, déjalos ahí yo me encargo. El baño está al final del pasillo a la derecha, dentro de mi dormitorio. 

Le vi caminar desnudo por mi casa como si lo hubiera hecho toda la vida. Se alejó por el pasillo mientras yo no podía de dejar de mirarle ese culito redondo y firme que tenía.

Recogí su ropa y la empecé a meter en la lavadora. Al llegar a sus calzoncillos, los tomé como un tesoro y mirando de reojo para cerciorarme que estaba solo en la estancia, me los llevé a la boca y nariz, e inhalé profundamente. Uuummm ese olor a hombre!! qué maravilla!! volví a inhalar y mi polla se puso como una roca!! 

-¡Perdona!! Me traes una toalla!! - Gritó desde el baño mientras se oía el agua de la ducha.

-Sí, ya voy!! - grité yo también mientras metía los calzoncillos apresuradamente en la lavadora y seleccionaba el programa rápido.

Tomé una toalla del armario y se la llevé al baño. Aquí te la dejo - dije.

-¿Tú no de duchas? - Dijo

-Esto, ¿qué?

-¡Que si no te duchas! Aquí hay sitio para los dos! - replicó.

Me asomé tímidamente a la ducha, y ahí estaba él lleno de jabón sonriéndome. 

-Ven, entra!! Tú también te has debido de manchar de sopa!

Ante semejante invitación no pude resistirme y entré en la ducha alargando mis manos hacia el agua. Él no paraba de sonreírme y al acercarme a él mi polla dura rozó su muslo. Siguió sonriendo y no pude evitar acercarme a su boca y besar esos labios carnosos. Nuestras lenguas empezaron a jugar mientas yo le rodeaba con mis brazos palpando esas nalgas duras y firmes. No era lo único que tenía firme, ya que su polla ya estaba dura y presionaba contra mi abdomen.

Mis dedos empezaron a jugar con su culo, y rápidamente encontré el calor de su ano invitante, mientras el repartidor se estremecía entre mis brazos. El agua y el jabón de la ducha lo hacía más fácil, así que mis dedos entraban con facilidad dentro de su culo. Qué maravilla!! Cómo gemía!! Así que decidí darle la vuelta y que se inclinara para que me dejara ver su ojete. Me arrodillé y comencé la lamer esa maravilla!! Mi lengua hacía un trabajo estupendo, y su ano lo agradecía dilatándose y palpitando sin parar. Sus huevos y su polla se movían al compás de mis lametazos y decidí darles un poco de atención también. Sorbí sus huevos con suavidad para metermelos en la boca, tenían el tamaño ideal, redonditos y suaves. Con mi lengua iba recorriendo el camino que iba de su ano a sus huevos, y volvía. Con cada recorrido el repartidor gemía de gusto. No pude evitar probar ese pedazo de carne que era su polla dura. A pesar de lo dura que estaba, el prepucio cubría su glande en parte, cosa que me maravilló. Tiré de su polla suavemente hacia mi boca, y con mi lengua repasé el contorno de ese glande y ese prepucio. Noté cómo su polla quería ponerse aún más dura ante mis estímulos, pero mi mano no la dejaba libre, era el turno de mi boca. Empecé a besar ese capullo y con suavidad y determinación lo fui absorbiendo hacia mi boca. Me la tragué todo lo que pude, hasta que noté mi nariz chocar con sus huevos y su perineo. Cerré los ojos para recordar este sabor y esta sensación.

Seguí mamándole el rabo mientras con mi otra mano jugaba con su ojete tragón. Podría estarme así toda la vida, pero él me dijo: 

-Dame rabo que no puedo más!! La quiero toda dentro de mi!! - Y eso hice.

Escupí en mi mano para lubricar aún más su ano, y acerqué mi polla dura y chorreante a su ojete. Presioné con suavidad, y poco a poco fui introduciendo mi polla hasta el fondo! Ese culo era una maravilla, y poco a poco fui subiendo la intensidad de mis embestidas, mientras él gemía cada vez más fuerte y me pedía más y más.

Le hice erguirse y le empujé contra los azulejos, y justo debajo del chorro del agua continué follándole ese culito tragón. Con cada embestida le empujaba más y más contra los azulejos, y tomando su pierna, se la levanté y llevé flexionada hacia su cuerpo para que su culo quedara más abierto y fuera más fácil la penetración.

El agua caía por nuestros cuerpos mientras su ano apretaba mi polla con fuerza. Este chico era una maravilla y era incansable!! Me pedía más y más, pero yo ya estaba a punto de correrme. Saqué mi polla de su culo y le pregunté: ¿Dónde quieres que me corra? - En el pecho y en la cara! - dijo.

Así que se puso de rodillas frente a mí, y yo comencé a pajearme con fuerza el rabo. Un fuerte chorro de lefa saltó directamente a su boca entreabierta. Otro chorro lo dirigí a su pecho, y lo recogió con su mano para saborearlo y para pajearse con mi lefa mientras que de un "bocado" se tragó mi polla y empezó a mamar los restos de mi leche. Yo me estremecía de placer. Hacía tiempo que no me corría con tanta fuerza!! Pero fue entonces cuando sentí su lefa caliente en mi pierna. Espesa y abundante chorreaba pierna abajo.

Le puse de pie y le atraje hacia mí. Nos besamos saboreando los restos de mi semen que quedaban alrededor de su boca. Nuestras pollas chorreantes palpitaban juntas entre nuestros cuerpos.

Cuando salimos de la ducha le alargué la toalla para que se secara y le pregunté: ¿Tienes hambre? ¿Quieres cenar algo? Si quieres puedo pedir comida a domicilio... - dije guiñándole un ojo -  jejeje... -nos reímos.

Comentarios

  1. Siempre he tenido esa fantasía con el repartidor de comida, todavía espero que se cumpla como en el relato!! Ha sido súper hot!!

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  2. Lo he flipado con la historia!! Me he puesto a mil y me la he estado pelando mientras lo leía hasta que me he corrido del gusto!! Menudo chorrazo!! Gracias tío!!

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